Cartas Marruecas de José Cadalso

Por Revistamujer.es
Cartas Marruecas de José Cadalso

Otra nueva aportación de Miriam Rubio, para esas lecturas y trabajos necesarios en Bachillerato, espero sea de vuestro agrado.

Cartas Marruecas de José Cadalso y Vázquez

Es un ensayo breve, incisivo e irónico. Reflejan las costumbres y el carácter de los españoles. Son críticas a un país por viajeros naturales de reino, no solo distantes, si no opuestos en religión, clima y gobierno.

El mayor suceso de esta especie de crítica es el método epistolar que hace su lectura cómoda y su distribución fácil y estilo ameno.

El autor:

Llegaron a mí unas cartas escritas por un moro llamado Gazel y no sé si son ciertas o no eso lo deberán juzgar los lectores.

Carta I- Gazel a Ben-Beley

Me hallo vestido como los cristianos, viviendo en sus casas, hablando su idioma y tengo amistad muy estrecha con un cristiano llamado Nuño Núñez, a la que la vida no le ha tratado muy bien, según el, está encarcelado dentro de sí mismo.

Gracias a el observo la corte y las provincias, me explica las cosas diciendo “de eso no entiendo” o de “de eso no quiero entender”.

Intentaré despojarme de muchas preocupaciones que tenemos los moros contra los cristianos, más concretamente contra los españoles.

Carta II- Del mismo al mismo.

Todavía no te puedo hablar con mis observaciones de esta capital vasta monarquía. Se necesitan muchas cosas para formarse una verdadera idea del país en el que se viaja.

No hay unión en Europa, y aún dentro de España hay mucha variedad en el carácter de sus provincias.

Un andaluz y un vizcaíno no tienen nada que ver. Esta península dividida tantos siglos en diferentes reinos son muy diferentes, tanto en trajes, ideas, monedas, etc.

Carta III- Del mismo al mismo.

España se une a Europa por Francia.

Es rica en oro, plata, piedras, aguas minerales, ganado de excelente calidad y pesca deliciosa.

Los cartagineses se establecieron en ella y los romanos la quisieron conquistar. A Numancia le costó 14 años y la pérdida de 3 ejércitos.

Roma la hizo señora de España, menos algunos montes de Cantabria. Huyeron los godos españoles hasta los montes de Asturias. Hubo una guerra que duró alrededor de 8 siglos. Varios reinos se levantaron sobre la ruina de la monarquía goda española, pero aún después de tanta guerra y sangre se seguían contando en España más de 20 millones de habitantes. En definitiva que España no ha gozado una paz desde hace 2000 años.

Carta IV- Del mismo al mismo

Alardean de que este es el mejor siglo de su España y no es verdad.

Sin ir más lejos su población tiene 10 millones justo la mitad de cuando reinaba Fernando el Católico. En cuanto a la ciencia ocurre lo mismo, España era la nación más docta de Europa, pero hoy en día apenas se conocen a los sabios, lo mismo con las manufacturas y la agricultura. España en lugar de avanzar, retrocede.

Carta V- Del mismo al mismo.

España toma Méjico, se ha efectuado como por arte de magia.

Carta VI- Del mismo al mismo.

Hay un atraso enorme en las ciencias en España en este siglo.

Todo el mundo gana mucho más dinero que los profesores, incluso un cochero gana más que ellos, por este motivo no hay gente que enseñe.

La gente de ciencia vive en la oscuridad y mueren como vivieron. Eran personas que no se las tenían en cuenta, eran inútiles para la sociedad.

Carta VII- Del mismo al mismo.

En España son varias las clases de vasallos en el dominio de cada monarca.

La primera son hombres con mucha riqueza de sus padres. Algunos empleos gozan del favor del soberano. En Europa la educación de los hijos es objeto de primera importancia. El que nace en la tercera clase, no necesita estudios, solo aprender un oficio, que suele ser el de su padre.

El que nace en la segunda clase ya necesita otra educación. Los de la primera clase se ven obligados porque antes de los 25 años han de gobernar sus estados, disponer de inmensas rentas, mandar ejércitos, frecuentar el palacio y ser el dechado de los de segunda clase.

Carta VIII- Del mismo al mismo.

En esta carta se habla de que su amigo cristiano Nuño está escribiendo un diccionario.

Carta IX- Del mismo al mismo.

Acabo de leer algo escrito por los europeos, no por los españoles, de la conquista de América (Méjico). Del lado de los españoles se escucha:

Religión, heroísmo, vasallaje y otros dignos de respeto, pero por el lado de los europeos se escucha:

Codicia, tiranía, perfidia y otras menos espantosas.

Se lo comenté a mi amigo Nuño y me dijo que no sacara conclusiones antes de tiempo, que esos europeos que nos ponían verde hacían lo mismo en la costa de África, que esclavizaban a los negros y los vendía y ponían fino a Hernán Cortes y ¿Qué hizo Hernán Cortés?

1ª. Aceptar órdenes de conquistar un país.

2º Llegar a la Isla de Cozumel, que hacía sacrificios humanos, poner orden en sus tropas, las anima y consigue derribar aquellos ídolos, impidiendo más sacrificios humanos, vaya para mí un héroe.

3ª Sigue su viaje y recoge un español cautivo entre los salvajes, y allá la primera señal de sus futuros sucesores.

4ª Llega al río Grijalva y consigue desembarcar. Gana a Tabasco contra indios valerosos. Gana victorias y continúa su viaje. Los españoles consiguieron ganar batallas siendo escasos contra innumerables americanos y esto hay que tenerlo en cuenta.

5ª Una india noble, de la que Cortés se enamora, le sirve de intérprete y de suma utilidad en la expedición.

6º Se entrevista con los embajadores de Motezuma con los que tiene conferencias que son modelo a seguir para los estadistas, no sólo americanos, si no europeos.

7º Oye con admiración las grandezas del Imperio Motezuma, y declara que ellos son superiores a los españoles conquistadores, esto honra a Cortés como un héroe, humillarse delante de los que quieres conquistar.

8º Le comunica a sus superiores lo ocurrido y prosigue tratando con suma prudencia a los americanos amigos, enemigos y neutrales.

9º Recoge el fruto de la sagacidad con que dejó las espaldas guardadas, habiendo construido y fortificado para este efecto la Vera Cruz en la orilla del mar y paraje de su desembarco en el Continente de Méjico.

10º Descubre con sutileza y castiga a los que tratan de hundirle.

11º Deja a la posteridad, un ejemplo de valentía, quemó y destruyó la armada en que había hecho el viaje, para imposibilitar el regreso y poner a los suyos en la precisión de vencer o morir.

12º Prosigue venciendo todos los estorbos hacía la capital del Imperio. Se hace amigo de los Tlascaltecas, después de haber vencido su gran ejército. Para disminuir la gloria de Cortés, dícese que eran bárbaros sus enemigos.

13º Desvanece la persuasión políticas de Motezuma. Entra en Tlascala como conquistador y aliado, establece disciplina en su ejército.

14º Llega a Méjico y de la embajada a Motezuma de parte de Carlos.

15º Hace admirar sus buenas prendas entre los sabios y nobles de aquel imperio, pero se lo pagan intentando derrotar a Cortés, pero Cortés prende a Motezuma en su propio palacio.

16º Mata al general mejicano delante de su emperador, mandando poner grillos a Motezuma.

17º Sin derramar más sangre que la anterior, consigue Cortés de Motezuma que sea Carlos V señor legítimo de Méjico y sus provincias y entrega a Cortés un valioso tesoro.

18º Llegan navíos españoles con tropas de Pánfilo de Narváez para prenderle.

19º Cortés vence, soborna a Pánfilo de Narváez, le soborna y le hace de los suyos.

20º Cortés vuelve a Méjico triunfante.

21º Aquí empiezan los lances sangrientos. Pero esto sucedió porque los mejicanos cargan contra los españoles y los españoles no tienen otra que defenderse.

Carta X- Del mismo al mismo.

No admiten la poligamia, pero aquí los hombres pueden tener cuantas mujeres quieran sin tener que mantenerlas (prostitución y cuernos)

Carta XI- Del mismo al mismo.

Nosotros pensábamos que la vida de marruecos y la española eran muy parecidas. Se ven nuestras reliquias en este país como los edificios de Córdoba, Granada y Toledo.

Nuño me llevó a una tertulia (lugar donde se juntan algunas personas con frecuencia y entablan una conversación) y me presentó al ama de llaves de la casa (señora). Formé parte de ellos en seguida sin importarles que ellos fueran cristianos y yo moro.

Los españoles son muy sociables.

Carta XII- Del mismo al mismo.

Aquí hay nobleza hereditaria, en España no sólo hay familias nobles, si no provincias que lo son por heredad.

Carta XIII- Del mismo al mismo.

“Nobleza hereditaria es la vanidad que yo fundo en que, 800 años antes de mi nacimiento, se murió uno que se llamó como yo me llamo, y fue hombre de provecho aunque yo sea inútil pata todos”. Esto es lo que opina Nuño de la nobleza heredada.

Carta XIV- Del mismo al mismo.

“Victoria”.

Gane quien gane, los dos bandos se siente victoriosos y no reparan en la cantidad de muertos y los hijos huérfanos y padres y madres y viudas dejen desconsolados.

Carta XV- Del mismo al mismo.

En España, como en todo el mundo, las gentes de cada carrera desprecian a los de otras.

Carta XVI- Del mismo al mismo.

España abunda en héroes insignes mayores de los que hay en los altares de la Roma pagana.

Héroes después de Don Pelayo, liberador de su patria.

Don Ramiro, padre de sus vasallos.

Peláez de Correa, azote de los moros

Alonso Pérez de Guzmán, fidelidad.

Cid Rey Díaz, restaurador de Valencia.

Fernando III, conquistador de Sevilla

Gonzalo Fernández de Córdoba, vasallo envidiable

Hernán Cortés, héroe de la fábula

Leiva, Pescara y Bastos, vencedores de Pavía

Álvaro de Bazán, favorito de la fortuna.

Carta XVII- De Ben-Beley a Gazel.

Nada importante en esta carta.

Carta XVIII- Gazel a Ben-Beley.

Hay muchos pleitos entre parientes cercanos, entre hijos y padres, cosa que no puedo llegar a comprender.

Carta XIX- De Ben-Beley a Gazel- respuesta a la anterior.

Qué barbaridad, Alá mirará con bondad a los hijos que respeten a sus padres.

Carta XX- Ben-Beley a Nuño.

Veo como Gazel va viajando por tu país y los consejos que le das. Gracias por ayudarle con tu sabiduría. Mi Gazel hubiera aprendido mal una infinidad de cosas y hubiera vuelto a su casa ignorante y presumido.¿ Es verdad todo lo que me cuenta?, o su juventud le engaña. Dile que te enseñe las cartas que me envía. Todo esto me inquieta porque al leer sus cartas noto que tu nación no tiene carácter propio y eso no es bueno.

Carta XXI- Nuño a Ben-Beley, respuesta a la anterior.

No creo que mi nación esté como tú dices. La nación es la misma que hace 3 siglos. El carácter español se compone de religión, valor y amor a su soberano, vanidad, desprecio a la industria y demasiada propensión al amor. Cada nación es como cada hombre, que tiene sus buenas y malas propiedades peculiares a su alma y cuerpo.

Hace referencia al literato Alfonso García Matamoros, de Sevilla, maestro de retórica en la Universidad de Alcalá de Henares, hombre influyente en el Siglo de Oro (XVI) Carlos V y Felipe II.

El patriotismo mal entendido, en lugar de ser una virtud, viene a ser un defecto ridículo y muchas veces perjudicial.

La economía muy estrenada es avaricia, la prudencia sobrada, es cobardía y el valor precipitado es temeridad.

Carta XXII- Gazel a Ben-Beley.

No entiendo los casamientos, y la hipocresía con que se hacen, no entiende porque casan a un rico con un pobre o viceversa, o porque no puedan mantener por ejemplo los pares a tres hijas.

Carta XXIII- Del mismo al mismo.

El oficio de disputar, son juntas de sabios a la que llaman conclusiones. Defienden cosas dispares defendiéndolas a capa y espada, pero sin dar ningún argumento ni razón de que sea verdad y lo puedan demostrar.

Carta XXIV- Del mismo al mismo.

Ningún hijo quiere seguir la carrera de su padre.

En este país cada padre quiere colocar a su hijo más alto que él y si no el hijo quiere llegar mucho más alto que su padre.

Aquí la gente no se conforma con poco y cuanto más tienen más quieren, en lugar de ganar para vivir y descansar en paz.

Carta XXV- Del mismo al mismo.

En unos viajes descubrí que la misma persona en poco tiempo, paso de ser Pedro Fernández a Don Pedro Fernández.

Carta XXVI- Del mismo al mismo.

Mucha diversidad entre provincias.

Ejemplo;

Los cántabros que hablan vizcaíno son pueblos sencillos y notoria probidad, excelentes hombres de mar, están muy unidos entre ellos.

Los asturianos hacen sumo aprecio de su genealogía, los que reconquistaron España y expulsaron a nuestros abuelos.

Los gallegos en la pobreza de su tierra son robustos, hacen los trabajos más duros en la península, sus soldados son excelentes para la infantería por soportar muy bien el hambre, sed y cansancio.

Los castellanos merecen la primacía en línea de lealtad.

Extremadura tiene los conquistadores del nuevo mundo.

Los andaluces son arrogantes, miran con desprecio la pobreza de Galicia, la aspereza de Vizcaya y la sencillez de Castilla. La viveza, astucia y atractivo de las andaluzas las hace incomparables.

Los murcianos son parecidos a los andaluces y valencianos, estos los valencianos tienen hombres de sobrada ligereza, son los que más progresos hacen en las ciencias positivas y lenguas muertas.

Los catalanes son los más industriosos de España. Manufacturas, pesca, navegación, comercio, fundación de cañones, fábricas de armas, vestuario y montura para el ejército, todo lo que pueda necesitar el ejército sale de allí. Son los que más tienen de todos. Pero sus genios son poco tratables solo se dedican a su ganancia e interés.

Los aragoneses son hombres de valor y espíritu, honrados, tenaces en su dictamen, amantes de su provincia y miran por sus paisanos.

Por estar todos ellos mucho tiempo dividido hablan distintas lenguas, se gobiernan por distintas leyes, llevan distintos trajes, es decir, naciones separadas y con cierto odio entre ellas.

Carta XXVII- Del mismo al mismo.

Nuño me habla de la fama póstuma.

De que le sirve a nadie tal fama, si después de muerto no se puede llevar al otro mundo todo lo que consiguió en este.

Carta XXVIII- De Ben-Beley a Gazel. Respuesta a la anterior.

Creo como tú, que la fama póstuma no le sirve de nada al muerto pero puede servir a los vivos con el estímulo del ejemplo que deja el fallecido, pero esto tiene sentido si fue un hombre de bien, no de un hombre que mató a sus hermanos para conquistar algo. Si se hablara más de las hazañas de los hombres buenos, toda la humanidad la tomaría como referencia y seriamos buenas personas.

Carta XXIX- De Gazel a Ben-Beley.

Carlos I para España y Luis XIV para Francia, país que tampoco es querido en Europa.

Carta XXX.

Nada importante en esta carta.

Carta XXXI- Ben-Beley a Gazel.

Los españoles alaban libertad y sin embargo están en esclavitud. La naturaleza les impone leyes y la religión les añade otras, la patria, las carreras y ellos mismos se imponen otras como el modo de vestirse, la hora de comer, etc.

Carta XXXII.

Nada importante en esta carta.

Carta XXXIII. De Gazel a Ben-Beley.

Nada importante en esta carta, simplemente cuenta su viaje por la península.

Carta XXXIV- De Gazel a Ben-Beley.

Aparecen los proyectistas: son unos entes que sin patrimonio propio, pretenden enriquecer los países en los que están.

Desde el siglo XVI han perdido los españoles el terreno de las ciencias y las artes.

Carta XXXV. Del mismo al mismo.

En España el lenguaje se muda al mismo paso que las costumbres. Si nuestros abuelos leyeran algo de lo que se escribe ahora no entenderían ni papa.

Carta XXXVI.

Nada importante en esta carta.

Carta XXXVII. Del mismo al mismo.

En España han desaparecido del diccionario las palabras “bueno y malo” y las han sustituido por otras.

Carta XXXVIII. Del mismo al mismo.

Uno de los defectos de los españoles según los europeos es el orgullo, pero la verdad que yo no lo veo así.

Carta XXXIX.

Nada importante en esta carta.

Carta XL. Del mismo al mismo.

Según Nuño hay que venerar a las personas que han hecho algo de provecho a la sociedad no ha alguien que ha gastado su vida en algo inútil.

Carta XLI. Del mismo al mismo.

Nosotros nos vestimos como hace 2000 años nuestros antepasados. Ellos son distintos, gastan su dinero en lujos de todo tipo, y de ahí nace la vanidad, pero los españoles jamás compiten o podrán competir con el comercio extranjero, pues la está empobreciendo y esclavizando al capricho de la industria extranjera, pues no tiene medios para poder igualarse.

Solo hay dos medios para evitar que el lujo sea la ruina de esta nación; o superar la industria extranjera o privarse de su consumo, inventando un lujo nacional que iguale al extranjero.

Lo primero es complicado, porque siempre saldrá más barato comprar lo extranjero a lo fabricado aquí. Sin contar que todo rico español no consume los productos españoles, si no los extranjeros porque es como que les da más “cache”.

Carta XLII- De Nuño a Ben-Beley.

Le dice Nuño que le gustaría saber que educación le ha dado a Gazel, pues aquí en España serían necesarios muchos africanos como él para enseñar a nuestros españoles.

Carta XLIII- De Gazel a Nuño.

Gazel le dice a Nuño que está en una ciudad en la que no parece que este en el año 1768 si no en el 1500 o 1600 y lo que más le gusta es que veneran las cenizas de sus padres muertos.

Carta XLIV- De Nuño a Gazel. Respuesta a la anterior.

La naturaleza del hombre esta corrompida. Y que los siglos antiguos no eran mejor que los de ahora.

Carta XLV. De Gazel a Ben-Beley.

Gazel está en Barcelona y para el son los mejores.

Carta XLVI. De Ben-Beley a Nuño.

Sin nada importante, simplemente le habla a Nuño de lo que es la amistad.

Carta XLVII- Respuesta a la anterior.

Nos conformamos mucho en las ideas de virtud, amistad y vicio.

Carta XLVIII. De Nuño a Ben-Beley.

Sin nada importante en esta carta.

Carta XLIX. De Gazel a Ben-Beley.

Los españoles han echado a perder su lengua. Los franceses lo han hermoseado y los españoles desfigurado.

Carta L. Gazel a Ben-Beley.

Lo que ha unido a los sabios europeos de diferentes países es el número de traducciones de unas lenguas a otras.

Hay cosas que son difíciles de traducir de un idioma a otros porque los traductores no las entiendes, por este motivo no pasan de un país a otro y esa obra se pierde, como por ejemplo las satíricas de Góngora.

Carta LI. Gazel a Ben –Beley.

Habla de la corrupción de los que gobiernan el país. “La política”.

Carta LII. De nuño a Gazel.

Sin nada importante en esta carta.

Carta LIII. De Gazel a Ben-Beley.

La miseria humana se proporciona a la edad del hombre. El hombre es mísero desde la cuna al sepulcro.

Carta LIV. De Gazel a Bene-Beley.

Fortuna y hacer fortuna:

El que hace fortuna honrosamente solo tiene que fundar esperanza, saber y mérito.

El que no lo haga así, deberá tocar todos los vicios.

Carta LV. Del mismo al mismo.

¿Por qué hacer más, fortuna si eso no me evitará los males propios del ser humano?

Carta LVI.

Sin nada importante en esta carta.

Carta LVII. Del mismo al mismo.

La historia universal.

Escriben sobre cuatro o cinco épocas nobles y nombran a cuatro o cinco héroes grandes pero no nombran a los hombres que verdaderamente hicieron algo importante por su patria, derramando su propia sangre, si no, que nombran a botánicos, humanistas y poetas.

No podrá haber jamás una historia universal completa mientras se siga el método de escribirla uno solo o muchos de un mismo país.

Carta LVIII. Gazel a Ben-Beley.

Críticos: secta de sabios en literatura a poca costa.

Los buenos críticos hablan poco sobre asuntos determinados y con moderación.

Los otros son como toros, cierran los ojos y arremeten contra todo lo que se pone a su paso.

Carta LIX. Del mismo al mismo.

Dicen en Europa que la historia es el libro de los reyes, si esto es así, estamos destinados a leer muchas mentiras, pues cuando se escribe se mueven muchos por el corazón y no son imparciales, se debe escribir cuando haya pasado el tiempo y no en caliente.

Algunos historiadores como Garibay, Mariana y Solís, escribieron las historias en tres campos; una para el pueblo, otra para la industria y otros con reflexiones políticas y morales.

Carta LX. Del mismo al mismo.

Los hombres deberían distinguir entre el uso y el abuso y el hecho del derecho.

Carta LXI. Del mismo al mismo.

Los españoles escriben la mitad de lo que imaginan.

Los franceses más de lo que piensan, por la calidad de su estilo.

Los alemanes lo dicen todo, pero de manera que la mitad ni lo entiende.

Los ingleses escriben para ellos.

Carta LXII- De Ben-Beley a Nuño. Respuesta a la carta XLII.

Alaba a Nuño por ser tan buena persona.

Carta LXIII. De Gazel a Ben-Beley.

Los políticos son las personas más falsas e hipócritas que existen y les falta entendimiento.

Carta LXIV. De Gazel a Ben-Beley.

El carnaval.

Carta LXV. Del mismo al mismo.

Los malos abusan de la paciencia y virtud de los buenos.

Carta LXVI. Del mismo al mismo.

En Europa hay clases de escritores:

Unos que escriben cuando están inspirados y otros cuando les mandan escribir. Unos escriben lo que siente, otros los que agradan al público y otros los que les choca.

A mi entender para ser bien escritor debe estar libre de los defectos que vayan a censurar.

Carta LXVII- De Nuño a Gazel.

Gazel está en Bilbao.

Surge la idea de que al escribir se pusieran frases célebres de otros autores entre paréntesis, y utilizar diferentes letras y colores al imprimirlas “Epígrafe”.

Carta LXVIII. Gazel a Ben-Beley.

Toda nación se ha establecido por la austeridad de costumbres.

Carta LXIX. De Gazel a Nuño.

Tuvimos un accidente con el carro debido a las malas carreteras que hay. Nos encontramos con un caballero que nos prestó ayuda y descubrimos por su criado que su señor era una persona buena y bondadosa con una vida envidiable. Hizo mucho bien por su patria y por todos aquellos que le rodeaban y ahora estaba retirado en su casa sin hacer nada.

Carta LXX. De Nuño a Gazel.

Nuño le comenta a Gazel que los hombres buenos no deberían apartarse de su patria y con su bondad deberían ayudar a su pueblo a ser mejores personas. No basta ser buenos para sí y para unos pocos, es necesario serlo para toda la nación. Tu huésped aunque es hombre bueno es un mal ciudadano.

Carta LXXI.

Sin nada importante en esta carta.

Carta LXXII. Gazel a Ben-Beley.

Hoy he estado en una corrida de toros.

Es una derramación de sangre por lo que pagan dinero. Es una barbaridad.

Carta LXXIII. Del mismo al mismo.

Admiro a sus reyes. El presente rey perdonó las deudas que habían contraído provincias enteras y pagado las que tenían sus antecesores.

Carta LXXIV. De Gazel a Ben-Beley.

La monarquía española nunca fue tan feliz por dentro, ni tan respetada por fuera como en época de morir Fernando el Católico.

Carta LXXV. Del mismo al mismo.

Le escribe una chica a Gazel diciéndole que a su corta edad su padre la ha casado en seis ocasiones y que de todas enviudo. Le preguntaba qué diferencia hay entre los musulmanes y ellos a la hora de obligar a los hijos a casarse con quien ello no quieren.

Carta LXXXVI. Gazel a Ben-Beley.

Después de esa carta Gazel sigue recibiendo otras tantas de distintas mujeres hablando entre otros temas de la coquetería de las mujeres españolas.

Carta LXXVII. Gazel a Ben-Beley.

Títulos de libros, papeles y comedias que Nuño había leído desde 1757 y que algunos criticaban cruelmente.

Carta LXXVIII. Del mismo al mismo.

La poesía es un pasatiempo frívolo.

La física moderna es un juego de títeres.

Las matemáticas, embuste y pasatiempo.

Si nuestros sabios tardan algún tiempo en igualarse con los extranjeros les diremos; “Señores, cuando éramos jóvenes, tuvimos unos maestros que decían, “Hijos míos, vamos a enseñaros todo cuanto hay que saber en el mundo, no copies las lecciones de otros, porque en ellas no aprenderéis nada””.

La península se hundió a mediados del siglo XVII y ha resurgido a últimos del siglo XVIII.

Está era su forma de justificar el progreso que teníamos los españoles frente al mundo.

Carta LXXIX. Del mismo al mismo.

Los ancianos y los jóvenes son distintos, unos por la pesadez y los jóvenes por el desenfreno. Lo justo es coger partes de ambos lados y hacer un equilibrio.

Carta LXXX. Del mismo al mismo.

Una conversación en porque en España se utiliza el “Don” Nuño dijo:

Don significa Señor y viene de la voz latina Dominus. Solo los soberanos y no todos, ponían e don antes de su nombre.

Los duques y grandes señores se lo pusieron después.

Después de estos en todo señor de vasallos.

A continuación pareció conveniente tolerar que las personas condecoradas con empleos del estado se llamasen así. Cosa que no consiguieron los que verdaderamente lo merecían como por ejemplo Hernán Cortés, Sancho Dávila, pero hoy en día cualquiera es Don Fulano de Tal.

De esta forma llamar Don a cualquiera era como tratarle de criado, por eso se empezó a utilizar “Señor Don” que era como decir dos veces Don.

Los hombres corrompen todo lo bueno, los hombres tomamos posesión de lo que no es nuestro.

Carta LXXXI. Del mismo al mismo.

Da igual cómo te portes y como seas, tus semejantes siempre te tacharan de algo y pensaras que no merece la pena convivir con nadie.

Carta LXXXII. Del mismo al mismo.

No sé si alguna vez los hombres habrán sido cuerdos. Las extravagancias humanas son tan antiguas como ridículas.

Carta LXXXIII. Del mismo al mismo.

En todas partes es desgracia nacer con un grado más de talento que el resto, pero aquí, dice Nuño es uno de los mayores infortunios que puede contraer el hombre, porque si eres tonto vives bien.

Es el caso de Miguel de Cervantes, desconocido en vida y en muerte o Francisco de Quevedo que paso su vida en la cárcel o Luis de León que corrió la misma suerte.

Estos eran genios que deban miedo y los apartaron de la sociedad.

Los escritores hoy en día tiemblan y tienen miedo a la hora de escribir. Pero algunas de estas cosas bien escritas son escondidas y verán más tarde la luz.

Carta LXXXIV. Ben-Beley a Gazel.

Habla de la fama póstuma y considera que todo hombre que haya hecho el bien la tiene merecida.

Carta LXXXV. Gazel a Ben-Beley. Respuesta a la anterior.

Le dice que está de acuerdo.

Carta LXXXVI. Ben-Beley a Gazel.

Le dice a Gazel, que le pregunte a Nuño su dictamen sobre la batalla en la cual lucharon los moros y los cristianos.

Carta LXXXVII. Gazel a Ben-Beley. Respuesta a la anterior.

Santiago se apareció a Don Ramiro en la batalla de Clavijo y dio la victoria sobre los moros.

Se le da gracias al cielo por ello, cuando lo que venció fueron nuestras manos.

El creer en lo divino daba fuerzas al ejército a ganar batallas, por eso durante muchos años se invocaba a Santiago con su caballo blanco al tiempo del ataque. La creencia de que bajaba un campeón celeste a auxiliar a una tropa es lo que hace que ganaran las batallas. Todo lo mueve por desgracia la religión.

Y Nuño dice; Si todo lo que contáis de la religión fuera verdad, debería ser guardado como un gran tesoro y no divulgado a los 4 vientos.

Carta LXXXVIII. Ben-Beley a Gazel.

Esta carta sin importancia.

Carta LXXXIX. De Nuño a Gazel.

Nuño dice que las cartas familiares son una pérdida de tiempo.

Carta XC. Gazel a Nuño.

Le comunica a Nuño que tiene que regresar a su ciudad por un tema familiar.

El solo pensar que tengo que volver a la corte a pretender con los poderosos me desamina increíblemente. Siento tener que dejarte a ti y a tu tierra.

Este es el fin de las cartas Marruecas.

Nota.

Hay más cartas pero quedará inédita, la letra es muy mala y no se puede entender. Había hasta 150 cartas. Las que faltan son cartas de Gazel a Nuño contándole su llegada a la capital de Marruecos, el viaje para buscar a Ben-Beley, sus conversaciones sobre Europa, el regreso de Gazel a la corte y al final la muerte de Ben-Beley.

No quiso seguir publicando las cartas marruecas porque al no ser totalmente legibles tendría que suponer lo que ponía y en este caso ya no serían transcritas tal y como fueron.

Protesta literaria del editor de las Cartas Marruecas.

“Cosas serias, como patriotismo, vasallaje, crítica de la vanidad, progresos de la filosofía, ventajas o inconvenientes de lujo, y otros artículos semejantes, no, en nuestros días, ni tú debes escribirlas ni otros leerlas.”

Sueña o no, que le censuran todo lo escrito y promete no hacerlo nunca más.

Cartas Marruecas.

Características de la ilustración (contexto histórico)

Surgió en la Europa del siglo XVIII como una forma de entender el mundo, la existencia y la sociedad, que no derivaba de los textos sagrados ni de la “tradición”, sino que quería constituirse como alternativa a éstos, al “iluminar” las sociedades europeas para que abandonaran definitivamente la ignorancia y la superstición y se basaran en ideas racionales.

Aunque la ilustración no fue una doctrina o un sistema filosófico, sino un movimiento intelectual heterogéneo, los ilustrados compartieron una serie de principios, actitudes y valores estrechamente interrelacionados. Así para los ilustrados la razón era el instrumento esencial para alcanzar la verdad por lo que debían ser sometidas a crítica todas las “verdades” heredadas de la “tradición”, especialmente aquéllas que se basaban en los prejuicios, en la ignorancia y en la superstición o en los dogmas religiosos. Mediante la razón el hombre es capaz, él solo, de conocer y explicar la realidad, entendida como La Naturaleza, recurriendo exclusivamente a los instrumentos que le proporcionan la filosofía y la ciencia. Aplicando este conocimiento y extendiéndolo a toda la sociedad, el hombre será capaz de perfeccionarse a sí mismo, de progresar, y lograr así la felicidad, sin esperar a alcanzarla en “la otra vida”.

En España el movimiento ilustrado sólo se difundió entre determinadas elites (nobles y clérigos). Los ilustrados, siempre constituyeron una minoría, dinámica e influyente, pero minoría al cabo y al fin. Y, aunque los principios que defendieron llegaron a impregnar toda su época, el censo de los indiferentes, de los tradicionalistas y de los enemigos de las Luces siempre fue mucho más absoluto que el de los partidarios del progreso, la razón y la libertad.

Ilustración no se difunde en España hasta después de 1760 designando un programa de instrucción, enseñanza, transmisión o adquisición de conocimientos en beneficio de una persona o de la sociedad en conjunto.

También hacia 1760 empezó a utilizarse el término “Siglo de las Luces” o “Siglo ilustrado”, aunque esta última expresión paradójicamente fue muy utilizada, en sentido peyorativo, por los que se oponían a las nuevas ideas, como el fraile Fernando de Ceballos que escribió en 1776 “Demencias de este siglo ilustrado, confundidas por la sabiduría del Evangelio” o el también fraile José Gómez de Avellaneda que escribió en el mismo año una sátira contra Pablo de Olavide titulada “El Siglo Ilustrado. Vida de D. Guindo Cerezo, nacido y educado, instruido, sublime y muerto según las Luces del presente siglo.

Los ilustrados, salvo cundo evolucionaron hacia el liberalismo a fines del siglo XVIII, no aspiraban a modificar sustancialmente el orden social y político vigente. Pretendían introducir reformas que fomentasen lo que denominaron pública felicidad y para ello deseaban involucrar a los grupos privilegiados en su materialización.

Los ilustrados españoles confiaron en que la Corona fuera la impulsora de la modernización cultural, social y económica que ellos propugnaban. Pero la Corona, por su parte, utilizó las propuestas ilustradas para lograr que su poder fuera incontestado y sin ningún tipo de cortapisas. Por eso la colaboración Monarquía-Ilustración fue a veces ambigua y contradictoria (Monarquía los borbones).

La mayoría de los ilustrados españoles eran buenos cristianos y fervientes monárquicos que no tenían nada de subversivos ni revolucionario en el sentido actual del término. Eran, eso sí, decididos partidarios de cambios pacíficos y graduales que afectaran a todos los ámbitos de la vida nacional sin alterar en esencia el orden social y político vigente.

La Ilustración católica.

Tal vez la característica más específica de la Ilustración en España fue que todos los ilustrados se mantuvieran dentro del catolicismo. Los partidarios de las “Luces de la razón”, fueron respetuosos con la “Luz divina”, ya que para muchos de ellos “La razón y la religión compartían una misma luz natural”.

El catolicismo tuvo consecuencias negativas para la Ilustración en España, porque los diversos discursos ilustrados elaborados en otros países aquí fueron con frecuencia amputados y tergiversados, a causa también de la doble censura política y religiosa ejercida a través del Consejo de Castilla y por medio de la Inquisición, que apenas dejó espacio para una opinión independiente.

En 1756 el Santo Oficio prohibió “El Espíritu de la Leyes” de Montesquieu, por contener y aprobar toda clase de herejías. En 1759 dificultó la difusión de la Enciclopedia. En 1762 toda la obra de Voltaire y Rousseau fue prohibida. Aunque estas obras fueron conocidas en España gracias a la labor de unos libreros dispuestos a vencer el temor al Santo Oficio e importarlos para sus clientes.

La mayoría de los ilustrados reivindicaron el derecho de los seglares a intervenir en la Iglesia y defendieron la lectura de la Biblia en lengua vulgar por los creyentes, lo que desde el Concilio de Trento estaba prohibido. Esta situación se mantendría hasta que en 1782 el inquisidor general, el ilustrado Felipe Bertrán publicó el derecho de libertad de la lectura de la Biblia en lengua vulgar, decisión que levantó una gran polémica.

Una cultura tutelada por el Estado.

La cultura de la Ilustración, por muy elevadas que fueran sus aspiraciones de libertad y humanitarismo, fue una cultura tutelada y, en no pocas ocasiones, dirigida y controlada para mejor servicio del Estado y sus intereses. Sus creadores y protagonistas, fueron en gran medida, funcionarios, oficiales, burócratas, magistrados o ministros de la corona, profesores universitarios, eruditos y anticuarios a sueldo de mecenas principescos, científicos pertenecientes a las academias reales, así como a las escuelas militares y de ingenieros, clérigos más o menos regalistas.

Por otro lado la Monarquía absoluta borbónica contaba con poderosos instrumentos para controlar la producción cultural y prohibir aquella que no sirviera a sus intereses. Estos instrumentos fomentaron la autocensura de buena parte de los ilustrados españoles. Especialmente cuando trataban dos temas, la política y la religión.

La Ilustración y lo “Popular”

La ilustración creyó en general que los más altos niveles de la formación cultural debían estar reservados únicamente a una elite. Esta elite además debía trasladar sus modelos culturales a las clases populares a través, por ejemplo, del teatro y oponerse a las manifestaciones más perniciosas de la cultura popular, como las romerías, las procesiones y otras muestras de religiosidad, o como la fiestas de los toros, las ferias, o los carnavales.

En España las tertulias y las academias, y posteriormente las Sociedades Económicas de Amigos del País, fueron los principales medios en la elaboración y difusión de la cultura ilustrada.

Los novatores.

Las nuevas corrientes culturales europeas ya eran conocidas en las dos últimas décadas del siglo XVII por los novatores, llamados así despectivamente por los tradicionalistas, porque, según ellos constituían una amenaza para la fe.

La obra que marca el nacimiento del movimiento novator fue “El Hombre Práctico o Discursos sobre su Conocimiento y Enseñanza” de Francisco Gutiérrez de los Ríos, tercer conde de Fernán Núñez, un libro publicado en 1680.

La llegada de la nueva dinastía borbónica no aportó ningún cambio importante en el terreno científico, excepto la mayor centralización que supuso la creación de la Real Biblioteca y la Real Academia de la Lengua. Con los Borbones tampoco cesaron los ataques contra los novatores.

La primera Ilustración 1720-1750

En tres campos específicos:

El ensayo; en forma de discursos, oraciones, cartas, informes, etc.

La Historia crítica; el pensamiento político, social y económico,

La ciencia.

El ensayo.

Sus dos grandes figuras son:

Mayans; criticó con dureza el atraso de las universidades.

Feijoo; censuró la superstición y se ocupó especialmente de denunciar los milagros falsos, porque consideraba además que no hacían ningún favor al cristianismo.

El pensamiento político, social y económico.

Las investigaciones de las últimas décadas han puesto de manifiesto que el pensamiento político, social y económico de los ilustrados españoles en su mayor parte ha permanecido inédito ya que publicar sobre política en el sentido amplio de la palabra comportaba mucho riesgo.

La ciencia.

En el campo científico también hubo continuidad entre la obra de los novatores y los de la primera Ilustración. Precisamente el papel que desempeñaron los gobiernos de Felipe V en el desarrollo de la ciencia moderna en España es objeto de debate. Todos los estudiosos reconocen su apoyo a los progresos en las ciencias aplicadas, aunque los más críticos señalan que su finalidad era proporcionar al ejército y a la marina los conocimientos útiles necesarios para ponerlas a la altura del resto de las potencias europeas.

En esta línea crítica también se destaca que no se fundara una Real Academia de Ciencias, que estructurase y avalase la investigación científica de forma autónoma respecto al poder o las instituciones universitarias dominadas por la escolástica.

En una primera etapa la herencia de los novatores fue determinante. El Compendio Matemático del Padre Tosca se convirtió en el manual de las academias militares hasta el reinado de Carlos III. Tosca no recogió las aportaciones de Newton.

En el campo de la medicina también enlaza con los novatores la obra de Martín Martínez, médico de Cámara y miembro de Protomedicato, que publicó en 1724 el Compendio y Examen Nuevo de Cirugía Moderna, que tuvo numerosas ediciones, aunque fue más conocido por una obra publicada dos años antes con el título Medicina Escéptica, y que tuvo su continuidad en la Philosophía Escéptica publicada en 1730.

La Plena Ilustración 1750-1810

La Ilustración en España se abrió paso con dificultad y sólo llegó a constituir islotes poco extensos y nada radicales.

En la costa Cantábrica surgieron dos tempranos focos de la Ilustración. El primero fue el asturiano, gracias a ña senda abierta por el benedictino Benito Feijoo que desarrollo la mayor parte de su actividad intelectual en el monasterio de San Vicente de Oviedo. En la segunda mitad del siglo sus dos figuras más sobresalientes fueron Pedro Rodríguez de Campomanes, quien ocupó cargos importantes durante el reinado de Carlos III y Gaspar Melchor de Jovellanos, quien desarrolló su máxima actividad durante el reinado de Carlos IV.

El otro foco ilustrado de la costa cantábrica fue Guipúzcoa. Allí nació la primera Sociedad Económica de Amigos del País.

En la costa mediterránea el foco ilustrado más importante fue Valencia, debido a que ya había sido uno de los centros principales de la actividad de los novatores y a que allí siguió trabajando Mayans, tras su marcha de Madrid en 1740, y cuya intensa y larga actividad intelectual continuó hasta bien entrada la segunda mitad del siglo. Entre la amplia nómina de los ilustrados valencianos se pueden destacar el matemático y astrónomo Jorge Juan y el botánico Antonio José Cavanilles.

El segundo gran foco ilustrado de la costa mediterránea fue Barcelona. Allí además de la Academia de Buenas Letras, reconocida por Fernando VI en 1754, tuvo un papel destacado en la difusión de las nuevas ideas la Junta de Comercio de Barcelona que desplegó una actividad similar a la que en otros lugares llevaban a cabo las Sociedades de Amigos del País, y que prestó especial atención a la Escuela Naval, además de crear la primera escuela de taquigrafía de España. Por otro lado, La Universidad de Cervera, a pesar de haber sido fundada como castigo a los catalanes por su rebelión en la Guerra de Sucesión Española ya que supuso el cierre de las universidades catalanas existentes en 1714, fue también cuna de ilustración, entre los que destacó el jurista Josep Finestres, gran amigo del valenciano Mayans.

En la fachada atlántica destacaron Sevilla y Galicia.

En Sevilla el grupo ilustrado más destacado se formó en torno a la tertulia del Alcázar organizada por el intendente Pablo de Olavide.

En Galicia los centros ilustrados fueron Santiago de Compostela y los puertos marítimos y sus propuestas fueron muy moderados.

En la España interior los únicos focos ilustrados de cierta relevancia fueron Zaragoza, Salamanca y Madrid.

En la capital aragonesa el movimiento ilustrado se articuló en torno a la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País que fue una de las más activas de España. En ella se fundó la primera cátedra de Economía Civil.

El núcleo ilustrado de Salamanca se reducía a la Universidad, cuyo claustro estaba muy dividido entre el sector tradicionalista y el defensor de la introducción de las nuevas ideas.

Madrid fue indudablemente el centro de la Ilustración gracias a un conjunto de factores que no se encontraban en ninguna otra ciudad.

La ciencia; La monarquía de Carlos III se preocupó por las ciencia e intensificó el impulso que se había dado en España durante el reinado de Fernando VI.

Las necesidades del ejército y de la marina continuaron estimulando la introducción en España de los nuevos conocimientos de medicina, matemáticas, física experimental, geografía, cartografía y astronomía, imprescindibles para un mejor conocimiento y protección del imperio.

A diferencia de las dificultades que encontró la física de Newton, los planteamientos de Lavoisier fueron rápidamente aceptados, y así surgieron varios laboratorios de química fundados por la Secretaría de Indias, de Hacienda y por la Secretaría de Estado, además de los de Azpeitia, Barcelona, Cádiz, Segovia o Valencia creados por las Sociedades Económicas de Amigos de País u otras entidades.

Biografía de Cadalso en relación con la obra.

José Cadalso y Vázquez de Andrade. Cádiz, 8 de octubre de 1741 y muere en San Roque (Cádiz) el 26 de febrero de 1782.

La familia procedía por línea paterna del señorío de Vizcaya. La madre murió a consecuencia del parto, y el padre, ausente por negocios en América, iba a tardar trece años en tratar con su hijo. Tuvo que encargarse de su educación un tío jesuita, el padre Mateo Vázquez, quien envió a estudiar a Cadalso a Francia.

Viajo desde Francia, Inglaterra, Italia y Alemania y Holanda. Dominaba tanto el latín como el inglés.

Cuando regresa a España recibe una impresión muy negativa de su país que no había apenas conocidos en contraste con sus experiencia europea, esto marca fuertemente la índole de sus posteriores Cartas marruecas.

Ingresó por orden de su padre y con dieciséis años en el Seminario de Nobles de Madrid, ya que su padre quería corregir en él las costumbres y la religión. Pero lo que a él le gustaba era la cerrera militar, cosa que no gustaba a su padre.

Entre los dieciocho y los veinte años vivió de nuevo en París y Londres y tuvo que regresar tras la muerte de su padre.

Ya en España se alistó en el regimiento de caballería de Borbón en 1762 participando en la campaña de Portugal.

Encontrándose en Madrid en marzo de 1766, sigue con interés el motín de Esquilache, salvando con su intervenció0n la vida del Conde de O’Reilly. En este mismo año obtuvo el hábito de Santiago.

Trasladado su regimiento a Madrid, Cadalso se enamora de la hija del consejero Codallos, con la que estuvo a punto de casarse, y de la frívola Marquesa de Escalona.

Con gran escándalo circulo por Madrid, “Calendario manual u guía de forasteros en Chipre”, parodia de la Guía común de forasteros, donde se hacía una descripción de las costumbres amorosas típicas de la sociedad dieciochesca. Como consecuencia de ello, Cadalso tuvo que salir desterrado de Madrid a Zaragoza y permaneció allí hasta 1770. Aquí fue donde empezó a interesarse a la poesía.

Regresa a Madrid, donde permanece entre 1770 y 1172. A esta etapa pertenece uno de los episodios más significativos de la vida del escritor. Se trata de su amor con una de las más notables actrices de la época, María Ignacia Ibáñez, un amor sincero que dura poco tras la muerte repentina de la actriz por tifus.

Inmediatamente escribió “Noches Lúgubres”, obra que describe este suceso. Posteriormente también escribirá poemas en los que la actriz aparece con el nombre de Filis.

Sufrió una tremenda depresión pero sin duda le sirvieron, si no de consuelo, de distracción, sus contactos con los salones y los círculos literarios madrileños, sobre todo con la famosa tertulia de la Fonda de San Sebastián, de la que eran asiduos sus amigos Nicolás Fernández de Moratín y Tomás de Iriarte.

Cadalso dio término a las Cartas marruecas durante su breve estancia en Salamanca 1773-1774.

En 1777 fue ascendido a comandante de escuadrón. Dos años más tarde participó en el asedio de Gibraltar y fue ascendido a coronel en 1781.

José Cadalso murió el 26 de febrero de 1782, tras recibir el impacto en la sien de un casco de metralla o granada. Tenía solo cuarenta años y apenas hacía un mes que le habían sido conferidos el grado de coronel. Su tumba se encuentra en la Iglesia Parroquial Santa María La Coronada en la Ciudad de San Roque, donde reside la de Gibraltar.

José Cadalso intentó publicar Cartas Marruecas en vida, pero no lo consiguió. Siete años después de su muerte el periódico Correo de Madrid las publicó por entregas, desde la carta número 233 hasta la 280. Cuatro años después, en la imprenta de Sancha, se hizo una nueva edición, esta vez en libro. Las diferencias entre ambas publicaciones son notables, así como también con el testimonio manuscrito.

El hecho de que hoy se conozcan cuatro copias manuscritas de las Cartas es un indicio de que alcanzó cierta difusión en algunos círculos literarios durante los años que median entre su composición y su publicación.

Realidad y ficción en la obra.

Cadalso utiliza el artificio narrativo del “apócrifo”, es decir, que atribuye la obra a un autor ficticio.

Esta técnica utilizada anteriormente por autores como Cervantes, es empleada por Cadalso para crear una sensación de alejamiento del autor y para darles mayor verosimilitud a la obra, y por tanto mayor objetividad a sus críticas.

El hecho de que el autor escoja la ficción epistolar responde, desde luego, a una moda de la época.

Estructura Externa y Temática.

De las noventas cartas, más de dos tercios son las que Gazel envía Ben-Beley, ocho son respuestas a Gazel y tres a Nuño, mientras que Nuño envía cuatro cartas a Ben Beley, seis a Gazel y tres son respuesta de Gazel a Nuño.

El género adoptado no es original ni ha sido tampoco elegido arbitrariamente, permite la posibilidad de ofrecer distintos y cruzados puntos de vista.

Los corresponsables que intervienen son tres y actúan como remitentes y destinatarios. Dos árabes que son marroquíes y el tercero es un español y cristiano.

La elección de dos extranjeros no es tampoco causal, se trata precisamente de ofrecer las impresiones que, ante España, recibe quien viene con la mirada limpia y ajena a perjuicios nacionalistas.

La ficción consiste en afirmar que la suerte quiso que en sus manos cayera ese manuscrito a la muerte de un amigo de Cadalso. Este quiso que el lector de la época pudiera poner en conexión su inventado viajero con un personaje histórico y reciente.

Las cartas se proponen tratar el “carácter nacional”, es decir, el problema de España. La observación e interpretación de la vida contemporánea ocupan una gran parta de las Cartas marruecas.

La época en que Cadalso vive, con sus peculiares costumbres, es objeto de análisis.

Las cartas presentan distintos niveles estilísticos. Predomina ciertamente el tono expositivo propio del género epistolar. Pero hay además otras cartas o fragmentos de cartas, en que se alcanza una dimensión narrativa.

Enfoque de los temas.

A Cadalso le preocupaba especialmente la cuestión de la decadencia de España, a la que comparaba con una casa grande que se había ido desmoronando con el paso de los años. Su obra recibió censura en algunas ediciones a causa de las severas críticas hacia el país.

Según Cadalso la decadencia de España era:

Las largas y costosas guerras que tuvo que librar España.

La división de España a principios del siglo XVIII con la Guerra de Sucesión (mientras Castilla apoyaba a Felipe de Anjou, la Corona de Aragón era partidaria del archiduque Carlos).

La emigración de parte de la población española al continente americano para colonizarlo.

El atraso de la Ciencia en nuestra nación, donde no se tomaban en consideración los avances de las matemáticas, la medicina o las restantes disciplinas científicas.

El patriotismo de Cadalso se podría calificar de reflexivo, porque buscaba conservar aquello que España tuviera de útil y válido, desterrando todo lo que no poseyera esas dos cualidades.

Cadalso piensa que el patriotismo es la única manera de lograr el bien común de la sociedad y al leer la obra nos damos cuenta que es muy patriota, por eso hace estas críticas en sus cartas, con el afán de que su país se regenere y crezca para volver a ser lo que fue antes de que llegaran los Austrias al poder.

La inutilidad social de una clase noble es una muestra de esas críticas, ya que considera degradante el trabajo manual sin el que un país no puede existir, pero además no participaba en el cultivo de las ciencias ni en la política salvo para preservar sus propios intereses.

La educación de la juventud también es un tema que le preocupaba: si los jóvenes no se dedican al estudio no habrá personas sabias en el futuro por lo que el país estaría perdido.

La censura del sistema escolástico y sobre todo el elogio a las ciencias positivistas, como eran la geografía, física, medicina, geología, etc. También denotan un carácter patriótico.

Las críticas al lujo, a la rígida estructura social, la degradación a las costumbres o el lento crecimiento de la población, suponen también, en el fondo la visión de los problemas que frenan su progreso.

Su mentalidad ilustrada le permite darse cuenta de los defectos de su patria que no duda en criticar. La crítica de Cadalso es una crítica constructiva.

La actitud de Cadalso ante la cuestión del progreso indefinido del ser humano es una mezcla entre optimismo y pesimismo. Cadalso no es tan ingenuo como para pensar que el ser humano es capaz de evolucionar hacia mejor de manera indefinida. Él se da cuenta de que la sociedad apenas cambia ya que siempre perduran los vicios de épocas anteriores.

Podemos comprobar al leer Cartas Marruecas, que Cadalso de identifica con Nuño. Cadalso piensa que la tentación del hombre es retirarse para tener una vida más tranquila, pero piensa que el hombre debe anteponer sus obligaciones con la patria a sus intereses personales, esto lo podemos comprobar en la carta LXXXI. A Cadalso no le basta con ser hombre de bien sino que también debe ser buen ciudadano.

Cadalso lamenta la decadencia de la lengua castellana producida según él por los malos traductores y por los escritores del siglo XVII. Pero el aspecto de la lengua que Cadalso critica es el elevado número de extranjerismos que había en esa época, especialmente galicismos. Cadalso es consciente que el lenguaje muda con el paso del tiempo y la adquisición de nuevas palabras es necesaria ya que hay nuevas costumbres que antes no existían, pero en la carta XLIX queda patente su opinión crítica en esta cuestión al enumerar claramente las consecuencias negativas de la excesiva introducción de nuevas palabras extranjeras al español.

Sobre temas religiosos apenas hay mención en las Cartas Marruecas, lo cual no impide que Cadalso deje traslucir su pensamiento respecto a este tema. En varios pasajes hace leves insinuaciones que critican los comportamientos supersticiosos de la sociedad contemporánea, algo propios de un ilustrado.

La religión no le interesa como objeto de culto sino como fuente de enseñanza y moral. De la religión Cadalso saca la parte que enseña a los hombres a ser buenos. Las enseñanzas más importantes tienen que ver con el amor a la patria y el deber de los ciudadanos a servirla incondicionalmente.

Personajes

- Gazel: es el más joven de todos, de origen marroquí. Goza de una buena posición social y se relaciona con los cristianos en España. Mantiene una postura imparcial y objetiva y se muestra aparentemente ingenuo.

- Ben Beley: es el maestro de Gazel. Es un "venerado" anciano de origen marroquí que ha alcanzado el equilibrio personal y está por encima de juicios parciales.

- Nuño: es un ciudadano universal, de mediana edad, que ama la verdad. Con él se identifica Cadalso. Nuño escribe pocas cartas, pero inspira muchas a Gazel. Es progresista, pero ama la patria. Es cristiano, "hombre de bien", aunque también se caracteriza por su desencanto y refleja la falta de esperanza de los contemporáneos.

Estilo.

El estilo que utiliza Cadalso en las Cartas Marruecas está acorde con el de su pensamiento ilustrado. Se alternan los periodos sintácticos largos con muchas enumeraciones, fruto del afán ilustrado por la ejemplificación y la precisión y las frases cortas.

Hay numerosas clasificaciones por presentadas con dígitos, fruto de su obsesión por el orden. Apenas hay diferencias entre la manera de hablar de los personajes, aunque en las cartas de Ben Beley se nota un estilo más serio y grave con frases más cortas y contundentes.

Cadalso huye de los extremos ya que su lenguaje no es vulgar pero tampoco usa expresiones en desuso que estaban de moda en la época.

Usa gran número de preguntas retóricas para conseguir una cierta complicidad con el lector y poder convencerle de su postura. En algunos momentos ofrece una visión poco objetiva, como por ejemplo en el pasaje dedicado a Hernán Cortés.

Utiliza muchos adjetivos valorativos y epítetos épicos, también usa pequeños relatos para ejemplificar situaciones y la aparición de metáforas para explicar mejor su idea al lector.

En Cartas marruecas la ironía y el sarcasmo son muy frecuentes. Se trata de dar a entender lo contrario de lo que se dice para ridiculizarlo y poner más en evidencia los defectos.

Este es un recurso utilizado por Cadalso para conseguir la complicidad con el lector de manera que se sienta identificado con las ideas críticas que presenta. Dado a entender lo contrario de lo que se dice, el texto resulta más atractivo y más ameno, pues la ironía es un recurso humorístico.

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