La chica miedosa que fingía ser valiente muy mal

Por Revistamujer.es
La chica miedosa que fingía ser valiente muy mal

Un divertido libro de una de las tuiteras feministas más conocidas. Debes leerlo sin lugar a dudas, te va a encantar.

La chica miedosa que fingía ser valiente muy mal por Barbijaputa.

La chica que todo lo empezaba por el final.

Quedé con Lúa para ver un piso que anunciaban en alquiler. Mi vida siempre era la misma, me emocionaba con la vida que iba a tener junto a mi amor y a la misma vez se desvanecía, me pasaba el día llorando para desahogarme.
Mi nombre es Bárbara y tengo treinta años.
Lúa la dueña del apartamento me cayó genial y sabía que íbamos a ser buenas compañeras de piso. Ella sabía muy bien llevar mis lloreras y mis tristezas.
Yo trabajo como auxiliar de vuelo. Vivía obsesionada y deprimida por que el hombre más maravilloso del mundo me había dejado.

La chica que saltó.

Soy Bárbara y tengo veinticinco años, vengo de Sevilla a Madrid a hacer una entrevista en la mejor de las aerolíneas como auxiliar de vuelo. Me hacen muchas pruebas, de las cuales creo que no he dado una. Al final de cien personas, seleccionan a treinta y una de ellas soy yo.
Primero me emociono, luego pienso que hay personas que no ha cogido mejores que yo, luego pienso que no me voy a preocupar porque seguramente no me seleccionen. Pero de regreso a Sevilla me suena el móvil y me confirman que me van a coger.
Por un lado pienso que qué maravilla y al rato que voy a ser la peor auxiliar de vuelo. Bárbara tiene mucho miedo.

La chica que voló.

Alquilo una habitación en Alameda de Osuna, cerca del aeropuerto. Lo comparto con dos chicos y una chica de mi edad. Estoy entusiasmada. Pero vienen las desgracias, después de estar veinticuatro horas en Madrid me roban la cartera en la línea cinco de metro.
Cumplo veintiséis años el día que hago mi primer vuelo Madrid- Cancún. Estoy asustada porque odio ser nueva y entorpecer a mis compañeros. Me visto y me peino, me calzo los tacones que no son negociable en la empresa, me pinto como ellos me han dicho que lo tengo que hacer, pero si hasta te dicen el color de tinte del cabello.
Es un viaje de cuatro días de estancia y voy a ver México y disfrutar de él.
Todo se complica cuando digo que soy nueva. Mis compañeros me dicen que entonces viaja con ellos la instructora y tendrá que ser perfectos en todo si no quieren broncas.
Viaje repleto de turbulencias. La instructora me dice que lo he hecho bien pero que tengo que sonreír más y que suavizara mi acento andaluz.
El hotel de Cancún de cuatro estrellas es precioso. Hago todas las excursiones que hay, eso sí, sola y me hago tofos en todos los sitios.

La chica que temía al gigante.

Mi padre era profesor de COU de matemáticas y mi madre recepcionista en una clínica dental.
Yo con siete años me preocupaba de que este planeta fuera un sueño de un gigante. Mi padre se empeñaba en enseñarnos a mí y a mis hermanos que después de la muerte no había nada.
Ahora voy en un vuelo de camino a la Habana (Cuba). Uno de los dos motores no funciona y ya no podemos regresar. Estoy muy asustada, nos piden que comprobemos que el pasaje no está utilizando aparatos eléctricos.
Mi padre siempre me ha enseñado que no somos de clase media, que éramos Marxistas, por eso le encantó la idea de que fuera a la Habana. Por suerte se soluciona el problema del motor y lloró por poder seguir con vida.
En este vuelo conozco a un comandante que echa por tierra el concepto que tengo de ellos. Creo que me he enamorado de Manuel el comandante. Todo va muy bien hasta que habló de política y algo cambia.

La chica que menstruaba.

Siempre que estoy con la regla me pongo filosófica y me altero emocionalmente. En esa época soy la mujer más feminista del mundo.
Salgo con Bea, mi compañera de piso por Malasaña a buscar chicos interesantes y me encuentro allí con Manuel (el comandante). Pasamos toda la noche juntos, incluida Bea y un amigo de Manuel. Cuando nos despedimos Bea dice que a Manuel le gusto.

La chica que vivía en dos mundos.

En verano, en cuanto me daban las notas, mi abuelo taxista me estaba esperando y me llevaba a Altea a la playa a su casa. En casa de mis abuelos no había reglas. La casa siempre estaba llena de gente, así que nadie tenía cama fija, quien primero se acostaba elegía.
Mi compañera de piso, Bea, está liada con un hombre casado y sufre mucho. Yo ya estaba harta de ver como sufría por aquel hombre y la grite que la culpa de toda su desgracia la tenía ella.

La chica que no sabía vestir medias.

Hoy estoy destrozada pues me han tocado puentes aéreos Madrid- Barcelona y viceversa y me llama Luis para decirme que Rodrigo a quemada la cocina.
Para colmo en unos de los vuelos sube una instructora y se mete conmigo porque las medias que llevo no son del grosor reglamentario de cincuenta diniers.
Nos reunimos con Rodrigo para decirle que la situación tiene que cambiar, así que decidimos que se tiene que ir de casa, son muchos errores ya los que ha cometido. Rodrigo se marchó y vino Unai, un chico vasco de mi edad que descarga maletas en Iberia.
Para nosotros era muy importante saber si Unai era de derechas o de izquierdas y nos quedamos aliviados al saber que era de izquierdas como nosotros.
Recuerdo la triste tragedia de mi tía Marga que se suicidó por no encontrar el amor verdadero y sufrir con los malos hombres que le acompañaron.

La chica que buscaba en los mapas.

Me destinan un mes a Bangladés, donde está el tigre de Bengala, y para mi sorpresa Manuel va en mi tripulación, aunque este no me ha hecho nunca ni caso.
El trabajo consistía en operar vuelos para la ONU, transportando soldado desde Daca al Congo, si lo llego a saber no acepto el trabajo. Veo tanta pobreza en este país que me siento mal de mi forma de vivir.
Por fin coincido con Manuel y vamos a cenar. Lo que iba a ser una cena romántica se convierte en una reunión de tripulantes. Después de la cena el viene a mi habitación y nos pasamos la noche hablando.

La chica que se hizo Feminazi.

Mi primer amor fue Dani, nos conocimos en el instituto y la historia duro dos años. Después de eso decidí tener solo sexo casual sin compromisos. La primera experiencia no fue buena, lo hice con un nuevo compañero de trabajo que me drogo y luego me abofeteo por no querer tener sexo. Aquel bofetón me puso en la órbita del feminismo.

La chica que se enamoró.

Manuel y yo estamos felices juntos.

La chica que se tambaleó.

Voy a casa de mis padres para que conozcan a Manuel, y hay algo en el ambiente que no me gusta. Al final mi madre me dice que se va de casa, que se divorcia de mi padre.

La chica que fingía ser valiente.

Uno de mis muchos miedos era el pánico a la oscuridad. Siempre he fingido ser valiente pero nunca lo he sido.
Manuel me pide que me vaya a vivir con él y yo acepto, pero en ese mismo momento me doy cuenta de que es un error.

La chica que se quebró.

Han pasado veintitrés días desde que Manuel me dejó. Tengo que buscar piso. Encuentro un piso en la latina y pregunto por Lúa.

La chica que fingía empezar de nuevo.

Manuel se ha ido a Francia como profesor de aeronáutica. Mi amiga Bea me decía que Manuel me dejó por ocultarle cosas (como el tema de los hijos, él quería y yo nunca le dije que no quería tenerlos), me enfadaba con ella, pero el caso es que tenía razón. Manuel no veía nunca defectos en mí y yo tenía muchos.

La chica que se lamía las heridas.

La empresa regala billetes anuales a los empleados y decidí invitar a Lúa a Buenos Aires. Veo como el trabajo de mis sueños ya no me entusiasma.
En Buenos Aires conozco a Matías. Es el primero después de Manuel y tenemos sexo sin pedir nada a cambio, los dos habíamos pasado por una ruptura. A mi regreso a Madrid tengo sexo esporádico con varios chicos.

La chica que se revolucionó.

Nos estábamos preparando para la manifestación del 15M. Mis compañeros de trabajo me miran extrañados por asistir, algunos incluso me preguntan si soy perroflauta.
Llega el 15M y no nos dan en las noticias pero nosotros lo subimos a las redes sociales. Pero hay que ser muy tontos porque aun así el PP ganas las elecciones autonómicas y municipales y en las generales se hace con la mayoría absoluta y el calificativo que nos da esa gente es perroflauta y antisistema.
En 2012 he decidido plantar cara a mi miedo. Me despiden un mes de la compañía por hacer comentarios que no les gustan.

La chica que muda la piel.

Me corto mi larga melena para hacer cambios en mi vida. Quería cambiar de trabajo y recibo una llamada de teléfono ofreciéndome el puesto de recepcionista en un hotel donde eche un curriculum.
Voy a la entrevista y es un desastre, pero no sé ni cómo consigo el trabajo.

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